“I Don’t Want To Tell You, Lord” | “No Te Quiero Decir Señor”

By 29th September 2021 Uncategorised

After recovering in hospital, my American spiritual mother suddenly went downhill fast. I was about to leave home to minister at our Bible academy when her daughter called me with the tragic news: “Mom’s heart stopped beating a few minutes ago.”

 

It felt like someone had stabbed me in the chest. Nonetheless, I had to minister, so I gathered myself together, left the house, drove to our church and taught a roomful of students. I made my way through the time of ministry, then headed home with a broken heart.

 

I have never met a more affirming human being. She was the greatest cheerleader anyone could wish to have. Not many ministers have a true mentor. I had the privilege of being coached and constantly encouraged by this unique lady. Every time I pictured her face, the pain intensified. Tears kept falling.

 

THE IMPORTANCE OF PINPOINTING YOUR PAIN

 

The evening she died, my son sent me a recording of his first ever preaching. As I listened to Benj share the word of God, I felt so proud of him. All of a sudden, I cried out, “I don’t want to tell You, Lord! I want to tell my mama!” 

 

You see, I always shared my children’s milestones with Prophet Cathy because she prayed daily for them both. I fell to the floor and wept. Pain from the deep recesses of my soul streamed out as I cried before the Lord. 

 

I wept hard and loud before God. I told Him exactly what was hurting me in that moment. It was brutal, but it was the truth, and it released my healing. Unless we release the reasons why we are hurting, our pain will remain. After a while, my tears dried up and I went to bed.

 

HE KNOWS ANYWAY

 

The Lord can handle the truth, even if it sounds irreverent. He knows the secrets of our hearts and, as David wrote in Psalms 139:1-2 (NLT), “O Lord, you have examined my heart and know everything about me. You know when I sit down or stand up. You know my thoughts even when I’m far away.” 

 

God knew David’s thoughts and He knows yours and mine. God knows that I love Him with my everything, but in that moment, I did not want to share with my Heavenly Father. I wanted to talk to my spiritual mother. When I cried out that night, the words I said released a ball of pain that was bound up inside.

 

I shared that to say this: to be healed in the depths of your heart, you need to tell the Lord your “why”. Your mouth and your heart are connected (see Matt 12:34) so releasing trapped words releases trapped pain.

 

Remember, He is the God of Truth so He knows anyway. But as you offload to the Lord, you will find relief. If you want help on your journey to wholeness, please join us at The Virtual Encounter 19-20 November. If you enjoyed this blog, please hit the heart button at the top and comment. 

Después de recuperarse en el hospital, mi madre espiritual americana de repente empezó a descender rápidamente. Estaba apunto de salir de mi casa para ministrar en nuestro escuela bíblica,cuando la hija me llamó con esta trágica noticia: “el corazón de mamá dejó de latir hace unos cuantos minutos.

 

Me sentí como que alguien me había apuñalado en el pecho. Sin embargo, tenía que ministrar, así que me repuse, salí de mi casa, manejé hacia la iglesia y enseñé en un salón lleno de estudiantes entusiasmados. Llegué hasta el punto del tiempo de ministrar, mientras que manejaba de regreso a casa mi corazón se rompió.

 

Nunca he conocido a un ser humano tan a firmante. Ella era la mejor porrista que alguien pudiera tener. No muchos ministros tienen a un verdadero mentor. Yo tuve el privilegio de ser constante mente entrenada y a firmada por esta señora única. Cada vez que me imaginaba su rostro, El dolor se intensificaba. Y las lágrimas no paraban de rodar. 

 

LA IMPORTANCIA DE APUNTAR AL DOLOR

 

La noche en que ella murió, mi hijo me envió una grabación de la primera vez que el predicó. Mientras escuchaba a Benj compartir la palabra de Dios, me sentí tan orgullosa de él. Y de pronto, empecé a llorar, “no quiero decírtelo a ti, Señor! Yo quiero decírselo a mi mamá!“

 

Lo ves, yo siempre compartía cada logro de mis hijos con la profeta Kathy porque ella oraba a diario por ellos dos. Me tiré al piso a llorar. El dolor era muy profundo y no daba espacio a salir de mi alma hasta que lloré delante del Señor.

 

Lloré duro y fuerte delante de Dios. Le dije exactamente lo que me estaba doliendo en ese momento. Fue un poco brutal, pero era la verdad, y se desató mi sanidad. A no ser que desatemos la razones porque estamos doliendo, el dolor permanecerá. Después de un momento, se secaron mis lágrimas y me pude acostar.

 

ÉL LO SABE

 

Dios puede manejar la verdad, aunque a veces suene irreverente. Él conoce los secretos de nuestro corazón y así como David lo escribió en el salmo 139:1 —2 (NTV) “Oh Señor, has examinado mi corazón y sabes todo acerca de mí. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; conoces mis pensamientos aun cuando me encuentro lejos.”

 

 

Dios conocía los pensamientos de David y él también conoce tus pensamientos y los míos. Dios sabe que le amo con todo mi corazón, pero en ese momento, yo no quería compartir con mi padre celestial. Yo quería hablar con mi madre espiritual. Cuando yo lloré fuertemente esa noche, las palabras que pronuncié era como bolas de dolor que estaban siendo desatadas que me tenían amarrada muy adentro.

 

Te compartí que al decir esto: para ser sano de las profundidades de tu corazón, necesitas decirle al Señor tu “por qué.” Tu boca y tu corazón están conectados (ver Mateo 12: 34) cuándo desatas palabras atrapadas desatas dolor atrapado.

 

Recuerda, que él es el Dios de verdad así que él ya lo sabe. Pero mientras tu descansas en el Señor, vas a encontrar reposo. Si necesitas ayuda en este viaje de plenitud, por favor únete a nosotros en el encuentro virtual 19 — 20 de noviembre. Si has disfrutado este blog, por favor presiona a nuestra página en línea aquí, dale me gusta y déjanos un comentario.

Leave a Reply